A sus 82 años le acaricio las mejillas con sus huesudas y artrósicas manos, las sostuvo unos minutos y después de mimarlo con la mirada le dijo: ¿Estás bien?
Él respondió que sí y le imploró ir a casa.
Juntos.
A cuidarse.
A mimarse.
A quererse.
A amarse.