Porque eras decidida y valiente.
Porque te gustaban las flores, tanto o más que a mí.
Porque siempre fuimos lo primero para ti.
Porque eras muy estricta.
Porque buscaste un futuro mejor.
Porque nadie te paraba.
Porque estabas siempre muy segura de ti.
Porque luchabas por lo que para ti valía la pena.
Porque hacías lo imposible para llegar a final de mes.
Porque siempre decías «no es igual maleducado que malaprendido».
Porque siempre anhelaste una vida mejor.
Porque eras un apoyo perfecto para casi cualquiera.
Porque reías y sonreías.
Porque nos enseñaste a ser lo que somos.
Porque eras muy de «Porque lo digo yo que soy tu madre».

Porque ya no te tengo…